viernes, 13 de junio de 2014

Deportes de Primera



Lo que no sirve se bota…

La temporada muerta del Futbol Profesional de Venezuela entra en su fase media, es la etapa en la que los verdaderos dirigentes demuestran de qué están hechos y que en realidad sirven para el cargo que ocupan dentro de una divisa deportiva. Muchos analistas consideran que este período puede traducirse en títulos o cuando menos en muy buenos resultados si se sabe aprovechar.

Las dirigencias del futbol nacional han rescatado la importancia de trabajar en la temporada futura desde el día siguiente de haber finalizado la anterior. Ya ninguna institución se da el lujo de armar su plantilla en el último mes del periodo de descanso y mucho menos sin realizar un trabajo de pretemporada para poder afrontar una competencia tan larga. Quienes omiten estos pasos, son candidatos siempre al fracaso sin importar los nombres.

Sin embargo en Guanare parece que esa lección se olvidó. En la zafra 2009 – 2010 se perdió la categoría de Primera División por la poca o nula planificación que se tuvo para afrontar la competencia, a pesar de que el año anterior se había conseguido la mejor campaña en la historia de Llaneros de Guanare, jugando en Barinas y para ese campeonato venidero se contaría con las mismas piezas, cuerpo técnico y mejor aún, se jugaría en el Calles Pinto.

Los resultados estuvieron a la par de la planificación del equipo desde su gerencia. Luego del ascenso hubo conciencia por parte de la junta directiva de turno para las próximas dos ediciones del futbol nacional y los resultados fueron buenos, pero el año pasado fue para el olvido para el elenco guanareño, con resultados penosos que reflejaron los desmanes dirigenciales de la oficina y en la que no se descendió a Segunda División simplemente porque Yaracuyanos FC y Atlético El Vigía se hundieron solos. Nunca compitieron.

A un mes de haber concluido el calendario anterior y con la venidera temporada en el horizonte cercano, una vez más en el seno del cuadro verdiazul todo es un misterio. No hay versiones oficiales ni siquiera de quien será el director técnico o si decidieron repetir con Miguel Acosta. Nula información oficial de jugadores dados de baja, mucho menos las altas. Pero claro, como comenzar a trabajar en el nuevo año cuando todavía no se han cerrado las cuentas pendientes del año anterior.

Las deudas continúan a la orden del día, los jugadores una vez mas están en una encrucijada, si se van a otros equipos pierden el pago pendiente con Llaneros y si se quedan, les cancelaran quien sabe cuando y lo más seguro es que incompleto. Lo peor del caso es que nadie de la junta directiva se presenta para dar la cara, conducta que no es extraña cuando los problemas arrecian. Caso que debería ser contrario, ante los inconvenientes salir al frente y no fanfarronear cuando se gana un partido, como aquella tarde en la que Llaneros le ganó al último de la tabla, Yaracuyanos y donde el presidente del club no cabía de júbilo en la tribuna.

Ya está claro que quienes dirigen al batallón santo no conocen el significado de la vergüenza, cada año lo hacen peor, deudas con todos los proveedores, restaurantes, hoteles y pare de contar. Pero esto no sólo es en Guanare, en otras ciudades también han quedado mal, creando una muy mala imagen de los guanareños ante la sociedad del país. Y a pesar de todo, continúan allí con su cara muy lavada y fresca, como si nada pasara. Bueno, únicamente se han marchado del club cuando lo han bajado a segunda.

Entonces la reflexión es, si el equipo no funciona dentro del campo, el juego no es el más eficiente, entonces se sustituyen los jugadores. Y si los triunfos no llegan o los resultados no son los mejores, destituyen al entrenador y su cuerpo técnico. ¿Pero, por qué no se pueden destituir los directivos? ¿Quién es el encargado de tomar esa decisión? ¿Por qué no la toma? Tanto en instituciones privadas como publicas esto es legítimo.

Si se han reemplazado tantos jugadores y cuerpos técnicos, ¿Por qué Llaneros no puede tener nuevos dirigentes? Caras nuevas en las que la gente pueda creer, que le den el aire fresco que necesita la institución coromotana. ¿Hasta cuando Cirilo Salas, Francisco “pancho” García, José “tolo” Méndez y León Lorenzo Sicilia? Hace rato que ese conjunto pide un cambio generacional en sus oficinas.

Alguien debe tener el poder para cambiarlos, ese mismo que se equivocó poniéndolos de nuevo, para sustituir a Vicente Piselli quien había sacado a Llaneros de un abismo y le estaba limpiando el nombre. A ese que puede ejecutar los cambios… reflexione, internalice, el culpable no es el ciego sino quien le da el garrote.

viernes, 6 de junio de 2014

Deportes de Primera



A 24 años de la gesta guanareña…



Bravos de Portuguesa en su feudo, gimnasio Lara Figueroa de Guanare.   
Un día como hoy, 6 de junio, pero de 1990 se dio el acontecimiento más importante en la historia del deporte de la ciudad de Guanare. Los Bravos de Portuguesa salieron campeones de la Liga Especial de Baloncesto de Venezuela, hoy Liga Profesional de Baloncesto (LPB).

Sí, ya son veinticuatro años los que se cumplen el día de hoy desde que se logró aquella hazaña, en la que un grupo de guanareños comprometidos por el amor al gentilicio de esta ciudad y a realzar este pueblo e impulsados desde la cancha por el mejor basquetbolista en la historia de Venezuela, Carl Herrera Allen pudieron darle esa gran alegría no solo a los nacidos en esta tierra, sino a gran parte de la región.

Fue una noche mágica aquella en la que el equipo portugueseño, bajo la denominación de Cardenales para esa temporada por compromisos con el principal patrocinante que era una empresa cervecera de la época, pudo ganar de forma dramática en el gimnasio Luis Ramos “la caldera del diablo” de Puerto La Cruz a Marinos de Oriente con score final de 90 – 89 en el séptimo juego de la gran final.

Aquella campaña definitivamente estaba destinada a ser de los guanareños y si no es así, pues entonces los dioses decidieron premiar el honor a la constancia, el esfuerzo y la gallardía de no rendirse jamás. Los Bravos debían ganar catorce de sus últimos quince juegos y eso hicieron, la proeza ya comenzaba a gestarse y daba una muestra de lo que venía.

La clasificación a semifinales les colocó al expreso azul en frente, Trotamundos de Carabobo con su gran figura Alfonso Smith, no pudo parar a la maquinaria llanera. En seis cotejos el conjunto cardenal consiguió el boleto a la gran final donde rivalizarían una serie e muerte con finales calamitosos en cada uno de sus partidos. Entre los momentos más recordados está la canasta desde media cancha de Carl Herrera para ganar el quinto juego en el Lara Figueroa y volver a Puerto La Cruz con la serie a favor 3 - 2. Para muchos, la cesta del título.

La plantilla portugueseña además de contar con la perla del baloncesto nacional, tuvo nombres de gratos recuerdos para la afición de los Bravos entre los que destacan David Díaz, Diego Vásquez, Lorenzo Ostos, Rithard Bolívar, José Bencomo, Manuel Méndez como base criolla, los importados Charles Williams y Carlton “chucky” Benton. El DT fue Oscar Silva, todos héroes para el gentilicio guanareño. Carlos Gómez Urquiola era el Presidente y Fernando Garcés el Gerente General.

El entorno de la plantilla portugueseña era de humildad, trabajo y sacrificio con un objetivo en común en el que las malicias y el beneficio singular no tenían cabida. Todos remaban para la misma orilla y el circuito radiofónico no era la excepción, Francisco “pancho” Colmenares fue el narrador, mientras que Julián Martínez la voz comercial a través de Onda 1030 AM. Aquella noche la narrativa de “pancho” tocaba el corazón de los radioescuchas, es decir de todo un pueblo que los seguía partido a partido.

Aquel instante en el que se oyó “…se acabó el partido, Portuguesa campeón de la temporada de 1990…” Guanare estalló en alegría para celebrar, todos juntos, todos unidos, orgullosos de ser guanareños y que provocó una explosión social que lastimosamente vio cortadas sus alas de una manera muy prematura.

Ya hace casi un cuarto de siglo desde aquel grato suceso y lastimosamente solo queda recordar porque ya nada de eso puede ser tangible, ya no hay oportunidad de volver a vivir momentos como esos porque nuestros Bravos de Portuguesa, los verdaderos Bravos, los Bravos de siempre no están. Un año después de aquel campeonato obtenido se marcharon de la ciudad de Guanare, su casa natal, con un retorno en 1999 a estrenar casa.

Ya no volverían a jugar en el glorioso gimnasio Lara Figueroa porque el moderno Coliseo Carl Herrera Allen sería el escenario perfecto para presenciar el resurgir de la bravomanía. Cuatro años duró el nuevo ciclo de la maquinaria roja en Guanare, dos clasificaciones a play off y un subcampeonato se lograron, en 2001 estuvieron muy cerca de repetir lo que en 1990. Sin embargo otra vez un año luego de la gran campaña se marcharon o los marcharon y desde entonces se vive del recuerdo.

Escudo del quinteto guanareño.
Desde siempre los guanareños han aclamado a sus Bravos, las nuevas generaciones no se sienten identificados con algún icono deportivo de buenos valores y que representen con dignidad a su gentilicio. Pero el amor por aquel conjunto se ha ido transfiriendo de generación en generación con solo el recuerdo.

Es tanto el amor por el baloncesto y la necesidad de una organización deportiva con buena ética y moral y que le brinde un aire fresco a la capital de Portuguesa que a pesar de no estar participando en una liga profesional, el debut de Coromotanos de Portuguesa con antiguos jugadores de los Bravos y Graneros movió la fibra y sentimientos de esta ciudad. ¿Cuándo tendremos de vuelta a nuestro equipo?
 

jueves, 22 de mayo de 2014

Deportes de Primera



Victoria legítima, pero con lunar…

La final del Fútbol Profesional de Venezuela en su máxima categoría entre Zamora FC y Mineros de Guayana prometía brindar un gran espectáculo, excelente nivel futbolístico técnico – táctico y ser muy apretada. El partido de ida disputado en el Agustín Tovar “La Carolina” de Barinas no defraudó, presentó mucho de lo esperado, y quizá lo no esperado también.

Los planteamientos de ambos conjuntos estaban bien definidos desde el arranque y se podían diferenciar claramente, en un escenario que estuvo colmado por el colorido de la afición barinesa que esperanzada en su blanquinegro, decidió acompañarlo en masa aquella tarde noche del tercer domingo de mayo.

El que más provecho pudo sacar o quizá fue el más efectivo en su planteamiento, fue el conjunto local, Zamora salió a comerse a su rival en su casa, con condiciones a su favor y ante su público. Además del vértigo y la manera desenfrenada de buscar el arco rival que presenta el gen del onceno marqués, la presión en la mitad de la cancha para desconectar el circuito minerista en los minutos de arranque tuvo su efecto con el gol de Pedro Ramírez apenas corriendo el primer minuto del partido.

Ya desde ahí se notaba que para Zamora era importante golpear a Mineros desde el vamos y tomarle ventaja en el marcador por las situaciones en que se llegaba a la serie y además lo que implica un gol de camerino. Y tal vez un gol en contra para un conjunto visitante en los primeros minutos del encuentro es algo que siempre está latente y con muchas probabilidades de cumplirse, a pesar de ser una final. Pero dos goles en menos de cinco minutos tiene que ser un impacto que te puede bloquear y liquidar.

Los de Richard Páez fueron vapuleados durante el primer cuarto de hora del partido, y fue justamente luego de los quince minutos que el negriazul pudo ir reaccionando, despertando del letargo en el que estuvo inmerso mientras la furia llanera hacía su festín con su gente. El volumen de juego fue apareciendo, el traslado de la pelota es algo que gustaba a pesar de estar abajo en la pizarra y comenzaron a conseguir brechas en el fondo barinés.

Pero de las tres oportunidades claras que se generaron a partir del toque y toque de los de Páez, solo una fue concretada. Tal vez hasta la menos clara, Julián Hurtado se levanto muy bien de cabeza y colocaba el descuento, mientras que poco después, Alejandro Guerra y Zamir Valoyes perdonaron minutos antes del cierre de la primera mitad. Los de Guayana terminaron tocando calipso en ese primer tiempo a pesar de lo sucedido en el arranque, pero no fueron efectivos.

En tan solo una mitad, ya habíamos observado dos partidos. El de Zamora asolando al conjunto guayanés, y la reacción que metió de nuevo a los negriazules en la serie. Con el 2 x 1 al inicio de la segunda parte y Mineros dueño de la pelota, metiendo en apuros a la defensiva zamorana. Todo indicaba que la final seguiría con un marcador muy parejo, sin embargo el autogol de Rafael Acosta luego del tiro libre cobrado por Ramírez le cambió la ruta al partido.

Aquel tercer tanto tuvo repercusiones que pocos han mencionado y que pudiera ser clave en el destino que tomó esta finalísima si los de Barinas terminan siendo los campeones. Ese tercer tanto parece haber generado el nerviosismo para que Richard decidiera trastocar su onceno con la salida de Acosta y la inclusión de Chourio. Sacando a un recuperador por un ofensivo, ambos volantes. Así, Mineros dejó un boquete en la zona medular que los de Sanvicente supieron aprovechar para anidar un curto gol de mucho peso.

Con el 3 x 1 en contra pero en Cachamay, la serie parecía un tanto más alcanzable para los del sur del país, sobre todo después de cómo inició el partido en Barinas. Esa decisión de Richard Páez parece no fue del todo acertada, porque parece que se le olvidó que aun restaba mucho tiempo en ese mismo partido y todo un partido en Puerto Ordaz.

Sin embargo hubo otro momento en el partido que puede ser más que el punto de inflexión en la serie. Aquel gol de Juan Falcón que marcaba el segundo para los blanquinegros le pone un manchón negro y tremendo a la historia. La acción del ariete portugueseño no fue la más deportiva y mucho menos caballerosa. Anotó el gol luego de que Romo se declarase de brazos caídos por una lesión en su pierna que le imposibilito moverse.

La victoria de Zamora fue legítima, pero aquella acción de Falcón será reprochable para la eternidad. No se pone en tela de juicio que los barineses hubiesen ganado de la misma forma si Juan hubiese aplicado el juego limpio, pero la historia hubiese quedado impecable.

viernes, 16 de mayo de 2014

Deportes de Primera



Una estrella y un banquillo en choque de estilos…

La disputa final del campeonato absoluto de Venezuela no puede tener el mejor encuentro de estilos, de escuelas y filosofías, ni mejor momento que ahora. Mineros de Guayana campeón del Apertura 2013 y Zamora FC monarca del Clausura 2014. Sin duda alguna los dos conjuntos que mejor juegan al futbol en este país por estos días. Richard Páez y Noel Sanvicente cara a cara en una serie que definirá más que una estrella.

En una esquina, Richard, con un legado que nunca perderá vigencia, pero que aun esta efervescente por el cambio a la historia del futbol venezolano a nivel de selección. Esa fractura que denota el final de una época de sin sabores, desacierto, goleadas y golpes tras golpes denominada “cenicienta” quedó cerrada, e inició la de competir cara a cara con los rivales y creer en que los nacidos en esta tierra si pueden jugar bien a la pelota y conseguir buenos resultados. El boom vinotinto llegó con el merideño.

“chita” Sanvicente en la otra esquina, con títulos y pergaminos que lo avalan como el entrenador más ganador en la historia del futbol criollo, y que además de ganar también ha forjado bases en el mismo. Es decir, no es el técnico que solo ha buscado la gloria con trofeos y copas, sino que ha dejado raíces solidas que lo suponen como el gran arquitecto del balompié venezolano. Estructuró como institución a Caracas FC para ser lo que hoy es, a parte de tener más estrellas que cualquier otro, la estructura de club de mayor importancia del país, estuvo con ganas en el Real Esppor pero no le cumplieron y ahora lo está haciendo con Zamora FC.

En medio de la disputa, aunque no se presente como algo tangible, está el banquillo de la selección nacional de fútbol. Sin director técnico titular tras la salida de César Farías desde el pasado mes de diciembre de manera oficial, la Federación Venezolana de Fútbol ha decidido mantenerse al margen de nombrar un DT hasta este mes de mayo que transcurre, aunque desde marzo Manuel Plasencia ha sido el entrenador interino de la selección.

En diciembre de 2013 con la obtención del título del Torneo Apertura dirigiendo a Mineros AC, el nombre de Páez volvió a sonar por los lados de la vinotinto para iniciar un nuevo ciclo. Sin embargo la FVF decidió esperar y con el pasar de los meses de febrero y marzo “chita” estaba de boca en boca porque peleaba el campeonato del Clausura y mantenía a Zamora compitiendo por avanzar a segunda ronda en la Libertadores. Noel sustentó con nuevos logros que su nombre fuera reconsiderado para el cargo de seleccionador.

Desde esos días han surgido miles de charlas, conversaciones y opiniones sobre cual de estos dos personajes debe ser el técnico nacional. Para unos Noel Sanvicente merece la oportunidad porque así lo demuestran sus credenciales, sus ganas de hacer las cosas bien, su deseo de brindar éxito a la selección siempre han estado en él. Quizá hasta el proceso evolutivo y generacional que ha tenido la vinotinto en las últimas dos décadas induzca a que sea el negro Sanvicente el elegido por un tema de continuidad, primero Páez, Luego Farías y ahora Noel, aunque con diferentes estilos, cada uno con un aporte de crecimiento palpable.

En todo caso, por ahora la FVF se ha mantenido callada con el tema del seleccionador aunque su elección se realizaría este mes de mayo. Con este silencio se deduce que la opción está únicamente entre los dos finalistas, así que hay que tomar palco y disfrutar de esta final del futbol venezolano que no solo define al campeón, sino que tiene otros ingredientes que la hacen aún más atractiva.

El Mineros de Richard Páez con elementos que estuvieron con él en la vinotinto, Ricardo David Páez, Luis Vallenilla, “lobo” Guerra, entre otros y que desde entonces continúan ejecutando su futbol de toque y toque, de gusto, de volumen, tenencia y cadencia contra la verticalidad, la manía de siempre ir a buscar el arco rival de manera vehemente, el coraje, la entrega, la garra y la ambición de llegar a la selección o poder saltar al extranjero por parte de la mayoría de los jugadores del Zamora de “chita” Sanvicente.

Es por eso que la estrella le quedará a la institución que la gane en esos dos partidos, pero lo demás se lo

llevará el estratega ganador. Aunque si el entrenador nacional sale de estos dos grandes técnicos, la escogencia ya está bien hecha.