Lo
que no sirve se bota…
La temporada muerta del
Futbol Profesional de Venezuela entra en su fase media, es la etapa en la que
los verdaderos dirigentes demuestran de qué están hechos y que en realidad
sirven para el cargo que ocupan dentro de una divisa deportiva. Muchos
analistas consideran que este período puede traducirse en títulos o cuando
menos en muy buenos resultados si se sabe aprovechar.
Las dirigencias del
futbol nacional han rescatado la importancia de trabajar en la temporada futura
desde el día siguiente de haber finalizado la anterior. Ya ninguna institución
se da el lujo de armar su plantilla en el último mes del periodo de descanso y
mucho menos sin realizar un trabajo de pretemporada para poder afrontar una
competencia tan larga. Quienes omiten estos pasos, son candidatos siempre al
fracaso sin importar los nombres.
Sin embargo en Guanare
parece que esa lección se olvidó. En la zafra 2009 – 2010 se perdió la
categoría de Primera División por la poca o nula planificación que se tuvo para
afrontar la competencia, a pesar de que el año anterior se había conseguido la
mejor campaña en la historia de Llaneros de Guanare, jugando en Barinas y para
ese campeonato venidero se contaría con las mismas piezas, cuerpo técnico y
mejor aún, se jugaría en el Calles Pinto.
Los resultados
estuvieron a la par de la planificación del equipo desde su gerencia. Luego del
ascenso hubo conciencia por parte de la junta directiva de turno para las
próximas dos ediciones del futbol nacional y los resultados fueron buenos, pero
el año pasado fue para el olvido para el elenco guanareño, con resultados
penosos que reflejaron los desmanes dirigenciales de la oficina y en la que no
se descendió a Segunda División simplemente porque Yaracuyanos FC y Atlético El
Vigía se hundieron solos. Nunca compitieron.
A un mes de haber
concluido el calendario anterior y con la venidera temporada en el horizonte
cercano, una vez más en el seno del cuadro verdiazul todo es un misterio. No
hay versiones oficiales ni siquiera de quien será el director técnico o si
decidieron repetir con Miguel Acosta. Nula información oficial de jugadores
dados de baja, mucho menos las altas. Pero claro, como comenzar a trabajar en
el nuevo año cuando todavía no se han cerrado las cuentas pendientes del año anterior.
Las deudas continúan a
la orden del día, los jugadores una vez mas están en una encrucijada, si se van
a otros equipos pierden el pago pendiente con Llaneros y si se quedan, les
cancelaran quien sabe cuando y lo más seguro es que incompleto. Lo peor del
caso es que nadie de la junta directiva se presenta para dar la cara, conducta
que no es extraña cuando los problemas arrecian. Caso que debería ser
contrario, ante los inconvenientes salir al frente y no fanfarronear cuando se
gana un partido, como aquella tarde en la que Llaneros le ganó al último de la
tabla, Yaracuyanos y donde el presidente del club no cabía de júbilo en la
tribuna.
Ya está claro que
quienes dirigen al batallón santo no conocen el significado de la vergüenza,
cada año lo hacen peor, deudas con todos los proveedores, restaurantes, hoteles
y pare de contar. Pero esto no sólo es en Guanare, en otras ciudades también
han quedado mal, creando una muy mala imagen de los guanareños ante la sociedad
del país. Y a pesar de todo, continúan allí con su cara muy lavada y fresca,
como si nada pasara. Bueno, únicamente se han marchado del club cuando lo han
bajado a segunda.
Entonces la reflexión
es, si el equipo no funciona dentro del campo, el juego no es el más eficiente,
entonces se sustituyen los jugadores. Y si los triunfos no llegan o los
resultados no son los mejores, destituyen al entrenador y su cuerpo técnico.
¿Pero, por qué no se pueden destituir los directivos? ¿Quién es el encargado de
tomar esa decisión? ¿Por qué no la toma? Tanto en instituciones privadas como
publicas esto es legítimo.
Si se han reemplazado
tantos jugadores y cuerpos técnicos, ¿Por qué Llaneros no puede tener nuevos
dirigentes? Caras nuevas en las que la gente pueda creer, que le den el aire
fresco que necesita la institución coromotana. ¿Hasta cuando Cirilo Salas,
Francisco “pancho” García, José “tolo” Méndez y León Lorenzo Sicilia? Hace rato
que ese conjunto pide un cambio generacional en sus oficinas.
Alguien debe tener el
poder para cambiarlos, ese mismo que se equivocó poniéndolos de nuevo, para
sustituir a Vicente Piselli quien había sacado a Llaneros de un abismo y le
estaba limpiando el nombre. A ese que puede ejecutar los cambios… reflexione,
internalice, el culpable no es el ciego sino quien le da el garrote.