Recuperando
El Terreno Perdido…
Los funcionamientos
colectivos en el fútbol se explican a partir de las sincronías y la búsqueda de
complementos. Afinar movimientos en defensa y ataque, dotar a los jugadores de
una estructura que explote lo mejor de sus capacidades, requiere repetición y
conocimiento del juego. Allí el talento halla el mejor lugar para expresarse.
La libertad aparece en un espacio abierto a la improvisación pero inserta en
los límites de un orden natural. A los técnicos les corresponde diagramar ese
mapa de ruta y elegir a los más dotados para alcanzar las cotas de perfección
que conducen al éxito.
Rodrigo Piñón no ha
podido todavía colocar la carta de ruta sobre la mesa, consecuencia de la deuda
física que el grupo de jugadores tiene con respecto a los otros clubes. Cuando
los demás trabajan en la planificación de los partidos para afrontar al rival
de turno, Llaneros de Guanare solo está haciendo énfasis en la preparación
física para saldar dicha deuda y tratar de equipararse en ese aspecto con los
rivales.
Ese paso atrasado que
tiene el batallón ha derivado que no tenga el camino claro que debe seguir para
conseguir su juego. Aun cuando la base de jugadores se ha mantenido durante un
tiempo prolongado en la institución, muchos de esos elementos casi nunca
coincidieron en el terreno de juego. A ello hay que sumarle los que se
incorporaron para este año a la divisa, a pesar de que son pocos,
definitivamente influyen en el desarrollo de la idea de juego.
La filosofía conseguida
durante la temporada pasada terminó perdiendo su esencia, aunque no del todo,
pero para encontrar la ruta del buen funcionamiento del equipo tienen que
recuperar las horas perdidas, repetir una y otra vez e ir aplicando sobre la
marcha para que comiencen aparecer los automatismos que terminan siendo el
factor preponderante para tener un equilibrio que pueda darle tranquilidad y
buenos resultados al grupo.
Luego de tres partidos
por el Torneo Apertura y uno por Copa Venezuela se ha notado que los engranajes
de la máquina todavía no están aceitados en su totalidad. El fuelle físico ha
ido evolucionando de manera positiva y se nota que han estado trabajando en su
mejoría, lo que no ha permitido que durante la semana se trabaje pensando en
los rivales. Sin embargo el funcionamiento que ha presentado el onceno
guanareño si bien ha sido irregular, ha tenido un rendimiento que ha estado
cerca de conseguir resultados positivos.
Por ejemplo el
enfrentamiento con Caracas FC en el Calles Pinto mostró una gran evolución con
respecto a la primera presentación y si bien no tuvo muchas oportunidades
claras, estuvo muy cerca de terminar con el arco en cero. En Maracaibo fue mas
físico, ganas y compromiso de los jugadores para levantar el partido que hasta
en dos oportunidades los mantuvo por debajo en el marcador.
Los coromotanos ya
están encontrando la forma física lo que permitiría que pudiesen enfocarse en
lo táctico y la idea de juego. Hasta ahora el elenco llanero se ha apoyado en
las habilidades y el talento de los jugadores para sacar adelante cada uno de
los partidos que ha enfrentado, pero eso no basta en la alta competencia.
Cuando ese tope físico termine de aparecer entonces las herramientas tácticas
van a poder reforzar las virtudes de los elementos en cancha para buscar esa
filosofía de juego que hasta ahora no puede llegar.
Aparte de la forma de
juego que Llaneros debe encontrar pronto, también debe haber ajustes que
permitan tener más probabilidades de sostener los partidos con un margen más
cerrado. Para un conjunto al que le cuesta marcar goles definitivamente es
indispensable que pueda mantener su arco en cero el mayor tiempo o la mayor
cantidad de partidos posibles. Allí ha fallado el verdiazul, ha quedado en
evidencia que algo no ha funcionado en la última línea coromotana.
Diez goles en cuatro duelos ha sido el saldo
encajado, un promedio de dos punto cinco goles recibidos por partido. Es un
valor muy elevado para un componente que en la misma cantidad de compromisos
solo ha marcado tres, con un promedio por debajo de la unidad. La diferencia
entre el batallón del pasado clausura y el de este apertura por ahora ha estado
en la solvencia y equilibrio defensivo que otorgaba aquel equipo de Piñón que
permitía a la zona ofensiva trabajar sin preocupaciones en la consecución de las
anotaciones.
En la mitad de la
cancha se ha ido mejorando, Frank Piedrahíta ya no se ve tan solo, en Maracaibo
Luis García se convirtió en su escudero para apoyarlo en el quite y asegurar
que ese primer pase sea limpio para buscar una mejor transición defensa ataque.
Lucho sostuvo muchos compromisos con el Trujillanos de Pedro Vera en esa zona
de volantes y ya ha ido amalgamándose con “tamy” para solidificar el espacio
medular central. Mucho depende de que ellos dos brinden un buen funcionamiento
para articular la zona defensiva con la ofensiva y puedan convertirse en el
punto de apoyo en la forma de juego.
Si las correcciones en
defensa se consiguen y la dupla Piedrahíta – García continúa evolucionando
entonces los augurios para el verdiazul tienen que ser positivos. Desde la
mitad de la cancha hacia adelante el cuadro se ve muy bien con el protagonismo
que ha ido tomando Leonardo Saroza a pesar de no estar al cien por ciento,
apoyado en ese sector por Yanoswky Reyes o Dylan Hernández y mas adelante están
los colombianos Leandro Vargas que ha sido un bregador constantemente y que
ahora puede conseguir mas espacios por dentro producto de las marcas que
arrastra su compañero César Alzate.
En teoría el conjunto
se ve equilibrado, solo deben comenzar a ejecutar en la practica para que
lleguen mejores resultados y comenzar a encontrar la confianza.
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